El origen de la corbata se remonta a la revolución francesa, cuando los mercenarios croatas llegaron a Francia con un pedazo de tela blanca sobre su traje al que llamaban “Hrbatska”; vestían este complemento realizando un nudo formando una rosa y dejando caer las extremidades por el pecho.
Los franceses quedaron prendados con el accesorio de la vestimenta y decidieron llamarla “cravate”. Más tarde, la cravate fue difundida por todo el mundo y poco a poco se fue convirtiendo en un símbolo de status social y económico durante la revolución francesa.
Más adelante, llegaron diferentes formas de la corbata acorde a la extravagancia, elegancia o formalidad que se deseara transmitir.